jueves, 3 de diciembre de 2015

Opinión literaria: "Detrás de mi música" de Israel Moreno - Reseña de Francisco José Arcos Serrano


“Un auténtico carrusel de emociones dentro de una novela que es más de lo que aparenta a priori y que sitúa a Israel Moreno como un escritor de los que no hay que perderle la pista”



Málaga, año 2015. Izan, un treintañero que regresa a su ciudad natal después de una larga ausencia, siente que ya nada es como recuerda. ¿Qué queda del grupo de pop-rock que fundó con sus amigos Jaime y Vicente? ¿Qué de los bares, las fiestas y los amores de entonces? A la memoria le vienen imágenes de su juventud en los albores del nuevo milenio. Aquel mágico 1999 en el que todo cambió, mientras preparaban el concierto de sus vidas como un medio para alcanzar un importantísimo fin: perder la virginidad antes del fin del mundo vaticinado por Nostradamus en sus famosas centurias. 

A través de esos recuerdos, entre risas, reencuentros y sinsabores, Izan redescubrirá la verdad de su vida, lo que realmente le importa y le da impulso para seguir adelante. El secreto que se esconde detrás de su música.



A Israel Moreno ya lo conocemos por su anterior novela ‘Mañana es Halloween’ (de la que se está preparando una continuación): historia que me dejó con un excelente buen sabor de boca; así que lo que tocaba ahora era adentrarse en ‘Detrás de mi música’, libro que se aleja diametralmente del género de terror, presentando para la ocasión una comedia romántica musical muy divertida.
Desde ya hay que decir que es una novela repleta de referencias musicales totalmente adictiva (sobre todo para un melómano empedernido como servidor), la cual nos presenta un catálogo de personajes que se hacen querer desde las primeras páginas (¿quién no ha sentido su primer flechazo en una noche calurosa de verano?).
El libro comienza en el presente, con un personaje que se traduce en un alma un tanto torturada con su pasado, el cual le pesa más de lo que cree. A partir de aquí y mediante el uso del flashback nos situamos en el verano del año 1999, fecha clave de nuestro grupo de protagonistas.
El estilo de Israel es muy sencillo, llenando el libro con un lenguaje muy divertido y repleto de “chascarrillos” que reflejan la personalidad de cada uno de los personajes. Es este un detalle que particularmente me ha encantado, ya que en ocasiones te encuentras que en una novela coral (como es ésta) las distintas voces no están bien diferenciadas, y aquí el escritor se luce con un catálogo de emociones y múltiples rasgos en el que posiblemente alguno de nosotros nos veamos reflejados.
Advertir a los puristas que aquí no vais a encontrar “alta novela”: tan solo (y no es poco), un libro repleto de amistad, sinceridad y uno de esos finales que como te pille con las defensas bajas puede que sueltes alguna lagrimilla que otra.
En definitiva: ’Detrás de mi música’ es una novela que a priori no entra dentro de mi target en cuanto a gustos personales, pero tengo que agradecer a Israel Moreno la creación de esta historia, ya que no me imaginaba que me iba a gustar tanto.
Sin lugar a dudas, es un cóctel que funciona a la perfección y que desde aquí animo a que os animéis con este libro, seguro que nadie sale decepcionado.

Ah! El libro lo podéis conseguir en Amazon a un precio irrisorio (os va a sorprender, seguro).

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Opinión literaria: "Glenn" de Alejandro Castroguer - Reseña de Jorge Herrero


“Con Glenn, Alejandro Castroguer nos hará adentrarnos en la vida de uno de los pianistas más importantes, si no el mejor, de la historia. Un personaje con sus rarezas, sus manías, pero a la vez fascinante. Al que acompañaremos en un viaje plagado de grandes momentos. Una novela que hará que el lector tenga la sensación de estar al lado del protagonista, todo ello contado con el personal estilo de un autor que demuestra porqué es uno de los escritores con más calidad del panorama nacional”


A sus cincuenta años. El pianista canadiense Glenn Gould, afamado y ensalzado en todo el orbe, medita dar un nuevo rumbo a su vida. Ha llegado el momento, pues el consuelo que antes obtenía tocando, ahora no es sino un pálido recuerdo. Lleva demasiado tiempo luchando contra el progresivo deterioro de su cuerpo y negando las distintas pérdidas que ha ido sufriendo.


Glenn se reconoce como el ermitaño más contumaz de todo Canadá. Como un conductor poco prudente, capaz de guiar el coche con una sola mano y los pies cruzados sobre los pedales. Como alguien capaz de consumir horas y horas frente al televisor. Adora a los animales, pero odia al público más bovino que abarrota sus conciertos. Idolatra el recuerdo de su madre y, por el contrario, defenestra todo lo que tiene que ver con su padre. Entre la primera grabación de las Variaciones Goldberg de Bach, de 1955, y la segunda de 1981 –dos auténticos mitos-, se ha comportado como un niño mimado a veces, otras como un verdadero payaso.
Sin embargo, su genio latirá vivo hasta el último momento.

Alejandro Castroguer evoca la figura del pianista más admirado del pasado siglo en una novela prodigiosa, ganadora del Premio Jaén de Novela 2015, imprescindible en especial para todo aquel que albergue o ejerza una vocación artística.

El aliento y las contradicciones del creador se reflejan aquí con insólita agudeza, desde una perspectiva que sorprenderá al lector.

Glenn es la cuarta novela de Alejandro Castroguer, después de La Guerra de la Doble Muerte, El Último Refugio (secuela de la anterior), estas dos publicadas por Almuzara, y El Manantial (Dolmen), uno de los títulos más personales y más duros que se han hecho dentro del género Z en España. Después de haber escrito tres novelas de género zombi, el autor ha dado un cambio radical de estilo y se ha decantado por escribir un libro sobre la historia de Glenn Gould, el que es para muchos el mejor pianista de la historia. Mundialmente conocido por las que quizás son sus dos grabaciones más importantes, las Variaciones Goldberg, la primera versión del año 1955 y la segunda en 1981, estas dos versiones son consideradas, aún hoy en día dos auténticos hitos de la música.
El autor hace un repaso en forma de novela, a la fascinante historia de un personaje tan peculiar y tan lleno de manías, entre ellas su famosa hipocondría, que hace de Gould una persona llena de matices y que como se verá a lo largo de la novela, acabará fascinando de principio a fin al lector, que descubrirá a alguien que da la sensación de esconder sus miedos e inquietudes tras todas sus rarezas y peculiaridades, pero que en el fondo no deja de ser una persona con sus anhelos, deseos y sentimientos, entre los que destacan su gran amor por su madre y su cariño y afecto por los animales, en especial por los perros.

A lo largo de los treinta capítulos más dos especies de epílogos (todo ello explicado porqué está escrito de dicha forma al final por el autor) nos adentraremos en la vida de Glenn Gould. Con la peculiaridad de que los capítulos impares están narrados en tercera persona y los pares están contados por el propio Gould, asistiremos a un repaso por gran parte de la vida de este personaje, donde descubriremos como empezó su amor por la música y por el piano, todo esto inculcado por la qué es la figura más importante que tuvo jamás, su madre.

Todo ello adentrará al lector en el personal mundo de nuestro protagonista, lo que hará que en muchos momentos de la novela, el lector pueda empatizar con Gould, oculto tras un buen puñado de manías, y tras un carácter que hará que el mismo se considere el ermitaño más contumaz de todo Canadá.

El autor nos hará viajar a los momentos más cruciales e importantes del pianista, desde su histórico debut con su primera grabación de las Variaciones Goldberg, pasando por su cada vez más acuciante fobia a viajar en avión, lo que le llevará con el tiempo a dejar de dar conciertos fuera del territorio norteamericano, donde solo viajará en autocar o tren, y con el tiempo le llevará a apartarse por completo de los escenarios, dedicándose solamente a las grabaciones de sus nuevos discos, hasta desaparecer por completo del panorama musical.

A raíz de un trágico acontecimiento personal, el lector asistirá al paulatino distanciamiento de Gould con su padre. Todo ello nos llevará al trágico final del músico, que acabó pasando sus últimos días en la cama de un hospital.

Alejandro Castroguer ha sabido dotar a la obra de un estilo directo y sin concesiones, dedicándose a contar de una manera ágil y amena la historia de un personaje que acaba cautivando y hechizando al lector. A lo largo de la novela, se palpa el profundo respeto, cariño y cuidado que ha tenido el autor a la hora de retratar como nadie la vida de un músico que se acabó convirtiendo en uno de los pianistas más grandes e importantes, sino el mejor que ha dado la música.

La novela al completo forma un gran tapiz donde el lector asistirá a momentos emotivos, donde conoceremos al personaje en su forma más humana, junto a otros donde veremos al gran músico que fue y sigue siendo años después de su fallecimiento. Si tuviera que escoger algún momento en concreto, acabaría eligiendo los que cuentan los últimos días de Gould, y donde habrá partes que lograrán emocionar y conmover al lector y de qué manera.

El autor ha logrado con esta obra acercar el personaje de Glenn Gould al público amante de la música, pero también a todo aquel que no conocía al personaje, lo que hace de esta novela, un título muy recomendable para todo aquél que tenga inquietudes artísticas y al que quiera conocer mucho mejor a un músico que hizo historia y que a día de hoy sigue siendo admirado en todo el mundo. Hay que decir que con este título, el autor se alzó con el XXXI Premio Jaén de Novela, y después de que un servidor se haya leído esta novela, entiendo el porqué de ese merecidísimo premio. Un giro de 180 grados en la trayectoria de un autor que no deja de sorprender al lector con cada nueva obra que publica y donde se nota y se palpa la gran calidad literaria de Alejandro Castroguer. Una obra totalmente recomendable para todo aquel que quiera leer literatura de alta calidad.



martes, 1 de diciembre de 2015

Opinión cinematográfica: "Sicario" - Reseña de Rubén Giráldez


En la zona fronteriza sin ley que se extiende entre Estados Unidos y México el narcotráfico campa a sus anchas. Los comandos norteamericanos especializados luchan contra el contrabando de drogas y sus crímenes. Kate (Emily Blunt), una idealista agente del FBI es reclutada por un oficial de una fuerza especial de élite gubernamental para ayudar en la creciente guerra contra el narcotráfico. Su misión es erradicar un cartel de la droga responsable de los asesinatos de varios miembros de su equipo. 

La agente del FBI se enfrentará a un modus operandi que nada tiene que ver con sus hábitos profesionales. Sus nuevos compañeros, Ted (Jon Bernthal), Matt (Josh Brolin) y Alejandro (Benicio del Toro), un enigmático asesor de cuestionable pasado, le irán mostrando cómo hacen para abordar la problemática a la que se enfrentan. El equipo se embarcará en un viaje clandestino en el que cruzarán la frontera con México para lograr atrapar a un importante capo de la droga. Una vez en México, las cosas se complicarán, al darse cuenta de que todo es más peligroso de lo que creían y cuando la mujer se vea obligada a cuestionarse todo en lo que creía con el fin de sobrevivir.


He de reconocer que esta es la película con la que me doy a conocer a Denis Villeneuve. Guionista y director canadiense de títulos como Prisioners o Enemy, y que en esta ocasión se atreve a realizar una película sobre el manido tema del narcotráfico. Y sí, Denis aprueba con nota.

Sicario nos lleva a la frontera entre México y Estados Unidos, el punto caliente donde pasa toda la droga al país de la tarta de manzana. Con la intención de dar un duro golpe que acabe de una vez con todas con un cartel. La agente del FBI Kate Macy, se verá envuelta en una turbia operación donde descubrirá que la frontera solo es otra línea más que cruzar...

Mostrándonos una de las introducciones más brutales que he tenido el placer de ver, Denis atrapa al espectador y no lo suelta hasta el minuto final. Cuando ya hemos sido testigos de este duro puñetazo en el estómago de cruel realidad que trata de retratar en el film.


Sí, el tema del narcotráfico ya ha sido tratado en no pocas películas. Y en lo que muchos habrían caído en el tópico, Villeneuve logra salir airoso. Aunque no se pueda evitar caer en alguna que otra cosa, la película destaca al sentirla muy real. Personalmente no me ha sido difícil creerme que esa es la realidad que se vive en ese lugar. Un buen trabajo el del primerizo guionista Taylor Sheridan, hasta ahora conocido por su aparición como actor en unos cuantos episodios de la serie Sons of Anarchy. Y que hay que agradecer que no de todo masticado al espectador, creando uno de los mejores thrillers de los últimos años.

Denis impresiona con la puesta en escena de Sicario. Una fotografía y escenarios sucios, planos que son dignos de estudio, secuencias de quitar el hipo... Todo aunado a una atrapante BSO que hace aún más inmersiva la experiencia y creando una atmósfera de peligro que el espectador tardará en quitarse de encima.

Emily Blunt pasa de los alienígenas de Al Filo del Mañana a una amenaza más real e inquietante. Su personaje es el más sufrido de la película, logrando tan solo con su rostro demacrado reflejar el horror en el que se ha metido. Sin duda es la protagonista perfecta, pues el público empatiza al instante con ella al encontrarse en la misma situación de desconcierto. Iremos descubriendo las cosas a medida que ella lo haga.


Y aunque Emily y Josh Brolin (Planet Terror, No Es País Para Viejos) hagan un estupendo trabajo, todo el reparto se ve opacado por la imponente presencia de Benicio del Toro (Guardianes de la Galaxia, Un Día Perfecto) que nos deja anonadados con su personaje. Alejandro se nos muestra hasta la última parte como todo un misterio que estamos deseando desvelar.

Todos los demás personajes, aunque sean meros secundarios como el personaje de Jon Bernthal (The Walking Dead, Fury), están muy bien construídos. Pocos trazos y unos diálogos breves pero contundentes, son los igredientes necesarios para hacer traspasar de la pantalla a todo el reparto.

Sicario se muestra como una película imparcial del conflicto. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos parecen ser tan malos (muy agradecidas las escenas del personaje de Maximiliano Hernández). El director no cae en patriotismos ni nada parecido (aunque es cierto que se echa en falta más respuesta por parte de los narcotraficantes en las escenas de acción) y trata de hacer tragar al espectador una visión difícil de digerir y que termina por consagrarse con esa última e increíble secuencia.


Quizás lo único negativo que pueda decir sobre la película es a nivel personal y es sobre el cartel al que se enfrentan nuestros protagonistas. Y es que están en un segundo plano que se siente tan ajeno que cuando por fin los vemos, las escenas no quedan todo lo contundentes que deberían. Y entiendo el temor a que, al hacer esto, Sicario cayese aún más en los tópicos del género. Pero es una pena que toda la amenaza quede a un nivel más global e indiferente de la situación.

En definitiva, Sicario es un thriller amargo y que no se corta un pelo para mostrarnos lo brutal de la situación. Además, me ha servido para conocer a un director que promete mucho y confiar en que sabrá lo que hace con la anunciada secuela de Blade Runner. Hay quien afirma que es la mejor película de 2015, eso ya lo dejo a vuestra elección. Pero queda claro que sí que es uno de los mejores largometrajes que ha dado este año.

Lo Mejor: El personaje de Benicio del Toro y la           experiencia inmersiva de esta historia que, de seguro, querremos etiquetar como ficción.

Lo Peor: No puede evitar caer en tópicos y no aprovecha del todo los tiroteos.